Nos parece oportuno mencionar nuestros valores culturales autóctonos, los de la cultura maya, ya que somos herederos de una inmensa riqueza ancestral.
Por ejemplo: Daban un valor a la naturaleza, al extremo que en toda su cotidianidad se observaba el respeto por el medio ambiente y absolutas medidas ecológicas.
El conservacionismo era una norma de conducta que rayaba en lo religioso y se manifestaba hasta de manera ritual.
Los detractores han expuesto teorías que son meras especulaciones creadas por intereses de nuestra afamada sociedad moderna que está acabando con los recursos naturales e intoxicando al planeta y a nuestras vidas mismas por mero lucro desmedido.
Los antiguos valoraban a sus ancianos, al extremo de nombrarlos en el consejo de sabios y eran los dirigentes, tanto en asuntos estratégicos, como culturales y religiosos, sumamente estimados en los hogares y en la sociedad desde el origen mismo de su cultura.
Véase en Popol Vuh o Pop Wuj, el protagonismo jerárquico de los abuelos: Ixpiacoc e Ixmucané.
Nuestra sociedad, en cambio, los relega al papel de servidumbre del hogar, para el cuidado de los nietos, para hacer mandados y cuando ya no son de utilidad, son refundidos en asilos, en el mejor de los casos o abandonados a su suerte.
Nuestra sociedad, en cambio, los relega al papel de servidumbre del hogar, para el cuidado de los nietos, para hacer mandados y cuando ya no son de utilidad, son refundidos en asilos, en el mejor de los casos o abandonados a su suerte.
Se han escuchado rumores que funcionarios encargados de velar por la tercera edad, se apropian de los exiguos fondos destinados a su seguridad y los jóvenes los discriminan y hacen víctimas de burlas y maltrato.
Valores culturales de nuestras etnias, como la medicina natural, el arte de los tejidos, el simbolismo lleno de sabiduría oculta manifestada en la literatura, danza, pintura, escultura, artesanías, vestuario y aún hasta en la gastronomía, se han venido perdiendo por una absurda discriminación y por los movimientos migratorios, siendo muy pocos los esfuerzos que se hacen por su rescate, como no sea por explotación turística o con fines comerciales.
Baste recordar que las madres modernas evitaron la lactancia materna, actualmente recomendada por científicos, habiendo sido una costumbre ancestral, así como la saludable alimentación a base de maíz, frijol, chocolate, amaranto, miel, frutas y vegetales, unido a un higiénico estilo de vida que combinaba el trabajo al aire libre con el cultivo de las bellas artes.
Nuestra sugerencia es que se realice una investigación de estos valores autóctonos y se ejecuten planes para su rescate y divulgación.
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